Bueno, yo no debería estar haciendo esto ahora mismo, porque en verdad en verdad tendría que continuar currando, que el tiempo se me echa encima y ya la semana que viene toca entrega de novela... Pero es que yo sí que tengo un viaje que contar, aunque todavía estoy pendiente de las fotos que espero me lleguen con la mayor brevedad posible.
Pues resulta que como buena persona que soy, decidí compartir la belleza de mis frías tierras (aunque digamos que ahora con lo del cambio climático las cosas ya no son lo que eran) con otra buena persona más y una aspirante que realmente merecería tener el título aunque fuese de forma "extraoficial". Y allá se vinieron Irenita y Alina (castellera, trapecista, escaladora, artista y buena persona, hay que ver que completa es esta chica!).
Y pasó que todo iba bien, por aquí por allí, Santiago y sus calles de piedra, sin lluvia, snif, snif, Vigo y su océano, pulpito por aquí, vinito por allá... Y alguna inmunidad a algo debemos de tener los gallegos, que el caso es que estas dos pobres casi se me mueren de intoxicación, mientras que todos los demás autóctonos que las rodeábamos nos preguntábamos sorprendidos qué sería lo que les había sentado mal... Así que el resultado fue que en fin de año las doce uvas se convirtieron en doce sorbos de infusión digestiva acurrucaditas en el sofá bajo una manta en un pueblo perdido en las montañas del Bierzo, y a mi todavía me vacilan mis amigos y familia sobre los envenenamientos que les provoco a las extranjeras...
Pero bueno, he de decir que al final el viaje no estuvo tan mal, creo que algún día incluso se animarán a repetir la experiencia, espero que alguna buena persona más también, aunque eso sí, ya me cuidaré de que todos os llevéis en un tuper vuestro pa-amb-tomaca y una botellita de Penedés, non vaia ser o demo, como decimos por allí...
Y ahora sí que me vuelvo a mis obligaciones. Por lo demás, sin muchas novedades, bueno sí, descubrí que tenía unas ganas locas de volver a Barcelona, y ay, no sé, qué sensación tan extraña... Si hasta mi madre bromeaba con alguien el otro día diciendo que yo ya había cambiado de nacionalidad... qué cosas más raras, menos mal que por lo menos la inmunidad al vino gallego asesino de catalanes todavía la conservo, a base de años y años de cultivarla en mis tiempos mozos.
Por cierto, el día 19 me voy a Palestina... Así que estad pendientes, ya le meteré caña al blog durante esos días, qué nervios!
Biquiños y feliz año nuevo!
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3 comentarios:
¡Qué bueno leerte Marieta! Ánimos con los últimos dias de curro fuerte y espero que Irenita se deje caer por aquí para contarnos qué tal anda después de las aventuras gallegas... jeje!
Besitos!
Eee, no te da vergüenza bromear con nuestro estado de salud encima de que fuiste TU quien nos envenenó con vino de El Porco??Que malas son las gallegas, todas meigas o medio malas de por si, por eso está la luz mala en esas tierras, para que el mundo no se llene de brujas :)
La verdad es que lo pasé super bien y con Alina hasta nos hicimos fotos pálidas con ojeras de oso panda.
Besitos
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