domingo, 10 de febrero de 2008

Confianza

No tengo cosas tan interesantes ni tan "buena persona" que compartir con vosotros como nuestra querida Marieta, pero como este blog es nuestro, de todos y cada uno de nosotros, y hay experiencias de todo tipo en nuestras vidas, pues os voy a contar algunas reflexiones y pensamientos míos.
No, no os voy a contar que en los dos meses que llevo aquí sólo he visto el sol tres veces, en total unas 6 horas seguidas, ni que hace semanas que vivo bajo unas densas y pegajosas nubes. Tampoco os contaré que cada semana disfrutamos de una sesión de sauna donde tenemos las mejores conversaciones de la semana, lejos de los móviles, los ordenadores, los apuntes y los libros. Ni que siento que mi familia se ha extendido por el mundo, que poco a poco cada uno de mis compañeros del master está calando en mi, cada uno con su visión peculiar y particular del mundo. Todos con ganas de mejorarlo, de hacer un pequeño cambio para bien. Ni que os echo de menos y que quisiera saber más de vosotros... Entre otras cosas porque sobre mi día a día ya lo podéis leer en mi blog.
Lo que os voy a contar es sobre la "sociedad de la confianza" o "trusting society". No me gusta afirmar que tal o cual lugar es así o asá, pero a veces es inevitable hacer grandes afirmaciones y generalizaciones sobre los lugares en los que vives. Con todos mis respetos a la diversidad, allá voy.
Finlandia, a mi ver, es una sociedad basada en la confianza. Es un valor interesante, que creo que hemos perdido demasiado de vista por el sur de Europa. La simple confianza o el dar por hecho que alguien va a reaccionar de una manera civilizada y respetuosa es la base de muchas actividades cotidianas aquí. Se confía en que los estudiantes usarán las saunas debidamente y que todo quedará limpio y ordenado después. Se confía en que los niños pequeños (de 7 años en adelante) vayan solos en autobús sin que nada les suceda. Se confía en poder caminar/correr por los bosques a las 22h de la noche sin que ocurra nada. Se confía en que las universidades gastarán el dinero que les otorga el Estado anualmente para el bien de todos. Confían en que no roben las bicis. Confían en que nadie mal use las casetas del bosque. Confían en que nadie quite abrigos, botas, gorros y hasta bolsas con la compra en centros públicos (bares, facultades, ayuntamiento, auditorios) lejos de cualquier supervisión. Confían en que eres quien dices ser sin necesitar documentación para recoger entradas. Podría seguir con una lista interminable... Pero quizás lo más importante es que confían en que los que vienen a vivir aquí se adapten y respeten los votos de confianza de esta sociedad. Desgraciadamente algunos estudiantes internacionales han violado el contrato de confianza y parece ser que cada vez hay más normas y menos confianza.
Una compañera mía me decía "deberían dejar de aceptar estudiantes internacionales porque están destruyendo su cultura, su modo de funcionar". Creo que la solución no puede ser tan drástica, porque somos muchos los estudiantes internacionales que aprendemos de este modo de vivir, y creo que los finlandeses con los que convivimos y nos relacionamos también aprenden de otras maneras de ser y de ver el mundo. Pero no deja de ser triste que la "internacionalización" afecte un valor tan caro de conseguir como la confianza en una sociedad pequeña y tranquila como la finlandesa.

P.D. La foto es de un momento en el que el sol se dejó ver, ni recuerdo cuando...

3 comentarios:

María - màster CLE dijo...

Que reflexión tan bonita que haces, Alicia. Ojalá siempre fuésemos capaces al viajar de ver lo positivo que nos ofrece el lugar que visitamos y no lo negativo... y además aprender de ello. Espero que al final la confianza acabe ganando y los finlandeses no les cojan miedo a las "poco positivas" costumbres de los extranjeros que les visitan. Haría tanta falta en este mundo un poco más de confianza en todo y en todos... me parece que si la tuviéramos se solucionarían de raíz bastantes problemas a los que nuestros gobiernos, y muchas veces nosotros mismos, no hacen más que ponerles parches que luego se despegan y precisan de otro parche más grande y más feo que tape al anterior.

Un besito con sol

maria

Alicia dijo...

Gracias por tus palabras Marieta!
Besos

Irenita dijo...

Yo recuerdo haber hablado con un amigo hace tiempo sobre este tema. El tema de la confianza y un poquito más allá la inocencia. En alemania a veces me parecía que la gente era como más inocente porque justamente dejaban las bicis sin atar o no se robaban los potecitos de nutella gratis de las cestas de las cafeterías (cosa que en españa no hubiera durado ni cinco minutos). recuerdo que le dije "La inocencia al poder" y pensé que ese sería un modo de que se evitara la violencia y la opresión..porque las leyes y las normas se ponen cuando temes que alguien no cumpla "lo que se da por sentado". Me está picando el gusanillo ese país del norte en el que estás!